No deseo musas de dolor
y prefiero ver la luz
Me asquea creer en cosas que no son
y ver la niebla sin razón.
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Me encuentro sentada,
frente a paisajes remotos;
horizontes infinitos,
donde sueño sin límites.
La brisa me abraza,
me envuelve suavemente
rodea mi silueta
estoy sientiendo la totalidad de sus brazos...
*Sensación única por cierto.
Y la brisa luego, se une al viento
me invitan a volar...
poco a poco me empujan.
Me cuentan que el cielo
es eterno y poderoso,
es amor del bueno y sincero
es dulzura y placer
anhelo y querer,
caminos que se hacen al andar;
caminos infinitos.
Me tienta, el construir alas para así volar.
Deseo estar en el paraíso.
De vuelta en mi paisaje
contemplo la combinación perfecta
entre arena y espuma,
vislumbro olas a lo lejos
(me encantaría ver mi espejo
y todo lo que reflejo)
Sonrisas se dibujan en mi rostro,
y siento necesidad de caminar hacia el frente...
El agua poco a poco toca mis pies,
mi vientre, mi cabeza.
Ya me hundí,
y es el mar quien me acaricia
y quien me besa
de pies a cabeza.
Salgo de aguas cristalinas
y me vuelvo hacia la luz.
Ahora el sol brilla con mi piel
y me muestra un trayecto
(se ve largo, pero seguro)
parece infinito...
Y en ese recorrer
me topo con una casa extraña,
...quizás no tanto ahora.
(La casa es grande y de madera)
Sin vacilar entro en ella como si fuera la mía.
Una sensación de paz me invade;
me encuentro con rostros
que me transmiten calidez.
En una mesa encuentro por fin papel y lápiz,
los tomo y salgo corriendo
y me llevo en el alma
todo lo que ahí contemple.
(cosas bellísimas por cierto)
Vuelvo a mis paisajes foráneos,
horizontes infinitos,
mis venas se inchan de tanta alegría
el oxigeno recorre mi sangre.
Finalmente he vuelto a sentarme
en el mismo lugar donde empezé.
Tengo papel y lápiz
tengo musa verdadera,
Entonces, sigo escribiendo...
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