En estos últimos días cada vez que despierto, la sensación es distinta, incierta, cambiante.
El día se entreteje pasajero con una que otra variante, pero el tiempo cauteloso y dinámico hace de las suyas ordenando las repisas y destruyendo el huracán. Yo a veces me paro cerca de este y por poco me toma de una mano y me lleva a un viento feroz y lastimante, pero como en la mayoría de las veces ya tenía un par de herramientas bajo la manga. Por fuera el sótano para escabullirme y esconderme de aquella catástrofe y por dentro las alas para volar lejos y tocar el cielo. El sótano puede ser cómodo y menos arriesgado pero estar dentro y escuchar todo el pánico de afuera, puede dejar secuelas. Aferrarse a las alas y volar a aquel cielo distinto no deja señal del huracán y aunque es más avezado, es poco probable caer.
Esto es lo más valioso que tengo, aquellas alas que llevan a la luz, que permiten romper fronteras y lograrlo, que cambian el aire, el lugar, los minutos y las horas y que el lápiz ahora se encarga de recordarme y el tiempo de hacerlo una realidad...
Punto aparte
aquellas alas q te llevan a la libertad, que lindo esta esto. Personalmente lo veo como una muy buena comparacion a lo que es nuestra vida (el sotano) y las alas (nuestros sueños, nuestra libertad), espero seguir leyendo cosas nuevas un abrazo ;)
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