Ella tiene 7 años,
es blanca, pequeña y risueña.
Corre tan rápido que es casi imposible alcanzarla,
como la velocidad de sus sueños,
No tiene preocupaciones, no teme.
No piensa en el futuro, ni en las historias que irá tejiendo...
Se llama Paz y creció en un mundo de colores.
Más temprano que tarde se ha convertido
en la belleza habitual en primavera,
en el aroma a juventud y la alegría del día a día.
A su corta edad ha logrado la mayoría de sus metas
y si surge alguna treta del destino,
ya sabe como no entorpecer su camino,
y el acertijo para tal tranquilidad no es imposible..
no es difícil de llegar.
Paz a sus 86 años, yace feliz en el regazo
y su alma se evapora con los mismos colores
que conoció en su vida, con el mismo árbol, aire
y río que fue testigo de sus pasos.
Paz ahora flota en el ambiente y como paz hay muchos otros aquí,
y tantos otros que desean tener algo de paz allá.
y la clave está en valorar, agradecer, regalar, reír, disfrutar
cada instante que sucede,
Pero no hay fórmula previa para las personas,
es individual y experiencial.
Porque sentir plenitud es fácil, pero vivirla no...
y porque Paz mostró en vida, los deseos del corazón.
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